Existe un viaje que precisa de unos cuantos días para disfrutarse y épocas vacacionales como las navideñas pueden ser el momento ideal para realizarse. Principalmente por la distancia que existe desde España y porque, una vez allí, te faltarán días para descubrir este lugar tan fascinante. Estamos hablando de la Patagonia y más concretamente, los fiordos chilenos, en el confín del mundo, allá donde la naturaleza se muestra infinita.
La Patagonia se descubrió hace casi 500 años y se presenta ante el viajero como una extensión de 240.000 kilómetros cuadrados de territorio salvaje, indomable y exótico, donde la población no supera un habitante por km2 y donde el 50% de la superficie es Área Silvestre Protegida. Es en la Patagonia, además, donde encontrarás la tercera mayor extensión de hielos continentales tras la Antártida y Groenlandia. Y el territorio que pertenece a Chile se divide en los llamados Campos de Hielo Norte y Sur, un escenario milenario e imponente.
Chile: los fiordos increíbles
El concepto de fiordo uno suele asociarlo turísticamente con Noruega, ¿verdad?, pero en el mundo hay ocho sistemas de fiordos y la Patagonia chilena es uno de ellos. Un fiordo no es ni más ni menos que un valle cubierto de agua salada que se ha hecho más profundo por la acción de un glaciar y cuando éste llega al nivel del mar y se derrite es cuando se forma el fiordo, dejando a su paso un valle inundado. Prácticamente todos suelen ser de gran profundidad y están rodeados de montañas. Son verdaderas cordilleras submarinas.
La mejor forma de descubrir esta parte del planeta es a bordo de un crucero. De hecho, la realidad es que para llegar al extremo sur de la costa chilena es absolutamente imposible conectarse vía carretera. Y una vez llegues allí te sorprenderá una tierra donde se entremezclan las montañas de impresionantes alturas, las islas deshabitadas, los abruptos acantilados de granito, el viento, los fiordos… Has de tener en cuenta, además, que el clima aquí tiene una personalidad muy compleja pasando de una niebla densa a un sol brillante y de ver un hermoso cielo de nubles blancas a sufrir un viento muy fuerte. ¡Puedes llegar a vivir las cuatro estaciones en un mismo día!
Puerto Edén es el rincón más remoto del extremo sur chileno, donde viven los últimos descendientes auténticos de la comunidad indígena Kawesqar o Alacalufe, formando un bella estampa de casas de madera que rodean la pequeña bahía. Otras ciudades importantes en este lugar son Puerto Montt y Puerto Canales, de donde suelen partir la mayoría de cruceros. Y será desde el barco desde donde disfrutarás de las más bellas estampadas que la naturaleza puede ofrecerte.
Son estos barcos los que han de sortear cuidadosamente los numerosos hielos que flotan en el agua con el objetivo de aproximarse lo máximo posible a un glaciar para esperar a vivir ese momento mágico del estruendo que se produce cuando se desprende el hielo. Y es entonces cuando has de cumplir con el ritual de brindar con whisky en cuyo fondo del vaso dejarás caer un trozo de este hielo milenario. Por cierto, no te lo hemos dicho pero has de venir muy preparado con buen calzado, ropa de abrigo e impermeable, gorro, guantes y protección solar. Y recuerda que las baterías de las cámaras fotográficas se agotan más rápidamente debido a las bajas temperaturas.
Prepárate a disfrutar en este viaje de la inmensidad de los campos de hielo; en el Norte, los famosos glaciares San Rafael en el Parque Nacional Laguna San Rafael (Reserva de la Biosfera por la Unesco), Exploradores y Leones, y en el Sur, los glaciares Pío XI (el mayor fuera de la Antártida), O’Higgins, donde termina la carretera Austral, y los glaciares Tyndall y Grey, en el Parque Nacioanl Torres del Paine, donde se permite adentrarse a pie.
Regresarás de este destino fascinado/a por estas asombrosas construcciones naturales de hielo que producen sonidos estremecedores mientras se visten de tonos blancos y azules y flotan a la deriva sin destino aparente… Impresionante.
Más información: www.visitchile.cl
Fotografías: Alberto Travella
