Continuamos con destinos blancos, como corresponde a esta época del año. Y para despedir el año nada como un viaje a Laponia, el llamado «territorio de las ocho estaciones». Y ahora se encuentra sumergido en el más intenso de los inviernos, cuando las hermosas Auroras Boreales brillan más que nunca y el país está totalmente cubierto de nieve y plagado de renos que acompañan a lapones y visitantes. Te proponemos que disfrutes del silencio que predomina en este territorio, una calma lejos de nuestras bulliciosas ciudades.
El área de Laponia tiene una superficie de 9.400 km2 y fue proclamada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1996, concretamente los municipios de Jokkmokk y Gällivare, en la Laponia Sueca, donde hay una gran riqueza de vida biológica y por la importancia histórica de las Samis, su cultura y sus valores. Éstos son el único grupo étnico y de gente indígena que existe actualmente en Europa, contabilizándose unos 80.000 (distribuidos entre el Norte de Europa, Suecia, Finlandia y la Península de Kola, en Rusia).
Un viaje increíble
Laponia es la tierra donde los Samis han habitado desde hace más de un milenio, dejando muy poco rastro de sus antepasados y dedicándose principalmente a la caza, la pesca, la artesanía y la crianza de renos. ¡Hay quienes catalogan Laponia como el último territorio salvaje o virgen de Europa! Ah, y también el turismo forma parte de su día a día, invitando a cualquier visitante a descubrir el Museo Sami de Ajjtte, en la ciudad de Jokkmokk, uno de los más completos de Escandinavia.
Viajar a estos parajes nevados se convierte en una experiencia de inolvidables aventuras en plena naturaleza donde el turista puede acompañar a los Samis en sus actividades cotidianas con los renos, además de otras como, por ejemplo, practicar trekking con renos o realizar un tour en trineo con perros huskies o pasear en piragua por los hermosos lagos y ríos lapones.
Una de las mejores experiencias del viaje es el alojamiento, normalmente en cabañas tradicionales, al calor del fuego de la chimenea mientras ves nevar a través de las ventanas y degustas el especial sabor de la cocina de los Samis. Importante a tener en cuenta es la ropa de abrigo, dado que en invierno las temperaturas suelen alcanzar los -25º C. Y a saber que desde el año 2001, Finlandia entró en la UE, con lo cual, el euro es también su moneda y el inglés su lengua vehicular oficial (además del finés).
Laponia fue formada por la fuerza natural del agua, el viento y el hielo glaciar y aquí se encuentra uno de los pantanos más grandes de Europa, el llamado Sjaunja, considerado una Reserva Natural. Rodeado de bosques vírgenes, representa en sí mismo un atractivo lugar único en Europa. Pero existe un lugar, una pequeña aldea llamada Kilpisjärvi, en Enontekiö, donde el tiempo parece haberse detenido y los visitantes quedan embrujados por su encanto.
A medida que el coche se adentra en el “brazo” alargado del noroeste de Finlandia, el bosque de coníferas va desapareciendo del paisaje, los abedules encogen hasta el metro de altura y las mesetas empiezan a ascender a tu alrededor en todas direcciones. Aquí el silencio es distinto a cualquier otro lugar de la Tierra y lo único que escuchas es tu respiración y el crujir de la nieve bajo tus botas. Es entonces, y cuanto más al norte te diriges, cuando descubres el especial significado de Laponia.
El paisaje lapón es impresionante, los contrasten naturales son excepcionales, y con tantas posibilidades en cualquier época del año que no podrás resistirte a visitar Laponia también en meses más cálidos. Y en todo momento acompañado de la generosidad y hospitalidad del pueblo Sami.
Más información: www.visitfinland.com
Fotografías: Marta Alons