Conocida como la «Ciudad en el Mar», Peñíscola, en la provincia de Castellón, muestra orgullosa su castillo-fortaleza cual barco varado en el Mediterráneo, el principal atractivo de este destino marinero. Los ojos de cualquier visitante irremediablemente se fijan en ese monumento que ocupa un imponente peñón que se alza a 64 metros sobre el azul del mar. Un recorrido por las callejuelas que lo conforman es de obligado cumplimiento, así como descubrir sus otros encantos como el paseo marítimo, la amplia playa, las recónditas calas y una sierra de bellos parajes.
Inspírate viajando a Peñíscola
Está claro que en esta localidad al norte de la Comunidad Valenciana todo huele a mar y a historia. Por su emplazamiento clave, ha visto pasar todas las civilizaciones mediterráneas (fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos, árabes…) y fue entre 1294 y 1307 que se construyó el actual castillo Templario sobre los restos de la alcazaba árabe. Catalogado como Monumento Histórico-Artístico Nacional desde 1922, merece la pena visitarlo y descubrir una bella arquitectura sobria, de muros robustos y con detalles de los más diversos estilos.
Gracias al excelente clima que mayormente domina en esta ciudad, en cualquier época del año es un placer recorrer las tortuosas y estrechas calles de casas blancas del casco viejo que se deslizan hacia el mar con la única contención de las recias murallas. Al atardecer, el bullicio de gente se apropia de estos rincones buscando realizar compras en algún artesano del lugar o deleitar el paladar en cualquiera de los coquetos restaurantes y tascas de la zona o simplemente pasear en familia entre cuidadas y antiguas fachadas hasta alcanzar el punto más alto, junto al faro.
La riqueza pesquera y marisquera de las costas de Peñíscola es una invitación deliciosa a descubrir los aromas y sabores de una sabiduría culinaria protagonizada por platos como el all-i-pebre de rap (rape), el polpet (pulpito), el suquet de peix, los mariscos, langostinos, caragols punxents, mejillones, caixetes, cigalas, etc. Sin olvidar los diferentes arroces en sus variedades marineras. Una buena mesa también dispuesta más allá de las murallas, frente al paseo marítimo, siempre animado de gentes de todas las edades, donde también se puede encontrar una interesante oferta de cafeterías, actuaciones infantiles, bares nocturnos, kioscos, etc.
La playa Norte de Peñíscola es la principal, de fina arena dorada y con una longitud aproximada de cinco kilómetros y 60 metros de ancho. En verano son numerosas las actividades que pueden desarrollarse en ella: vela, canoa, patín acuático, etc. Y si seguimos más hacia el sur, el litoral se convierte en escarpado y rocoso, salpicado de diminutas calas y elevados acantilados, con la Sierra de Irta como punto de referencia de Parque Natural. Aquí se puede practicar buceo y pesca con sedal y gracias a las señalizaciones, también se puede hacer senderismo, BTT, etc. La visita a la ermita de San Antonio (del siglo XVI), la casa del ermitaño y la hospedería culminan el interés turístico de este lugar, junto a las excelentes panorámicas sobre el horizonte azul.
Si te gusta el mar, Peñíscola es un destino ideal para disfrutar de todo su encanto, de enero a diciembre. El Mediterráneo impregna todos los rincones de esta ciudad marinera que ya te está esperando.
Más información: www.peniscola.es
