Lisboa, tan cerca de cualquier punto de España, es un destino desconocido aún para muchos y, sin embargo, el que la descubre se queda embrujado por su encanto. Con una población de 600.000 almas urbanas, la capital lisboeta recibe al visitante con un idioma, el portugués, considerado el tercero más hablado en el mundo, pero fácilmente comprensible para los españoles teniendo en cuenta las raíces comunes de ambas lenguas procedentes del latín. Y perteneciente también a la Comunidad Europea, compartimos la misma moneda, el euro.
Teniendo en cuenta, pues, ambas cosas, no te resultará complicado plantearte un viaje a este destino cosmopolita, capital histórica, con un encanto fuera de lo común gracias a los 800 años de influencia de diversas culturas que actualmente se entremezclan con las más modernas tendencias y estilos de vida, creando contrastes verdaderamente espectaculares. El casco histórico de Lisboa es de visita fundamental teniendo en cuenta que forma parte estructural de la identidad lisboeta. El Bairro Alto, típico y popular, es uno de los más atractivos por sus comercios de diseño y de moda, por sus bares, por su ambiente multicultural, por sus callejuelas, por sus librerías intimistas, por sus buenos restaurantes… Es un barrio apasionante que combina tradición y modernidad.
También está el Chiado, con un ambiente más sofisticado, o la vecina zona del Carmo, con monumentos y museos imprescindibles. La únión entre el Carmo y la Baixa se realiza a través del encantador y centenario Elevador de Santa Justa (ascensor) de un estilo arquitectónico peculiar. Ya en la Baixa, centro comercial de la ciudad, destaca la bellísima Plaza del Rossio y más arriba, la Avenida da Liberdade repleta de comercios de grandes marcas.
Lisboa está protagonizada por monumentos de gran importancia, como el Castillo, desde el que se divisa una panorámica única de Lisboa. También destaca la Iglesia y el Monasterio de San Vicente de Fora, en Graça, o la cercana Feria da Ladra, con bellas antigüedades. No hay que olvidar Belém, el barrio relacionado con los descubrimientos, con su magnífica Torre de Belém (Patrimonio de la UNESCO) y el Monasterio de los Jerónimos, de 1501.
Y ya con connotaciones mucho más modernas está el Parque de las Naciones que acogió la Exposición Mundial de 1998 y que actualmente representa un gran espacio de disfrute público que une la ciudad y el río, con una magnífica vista sobre el Puente Vasco de Gama, el más largo de Europa e inaugurado también en aquel año. En la zona del Parque dispondrás de una amplia oferta de bares, restaurantes, terrazas y tiendas de diseño.
Más información: www.visitlisboa.com