Si hace unas semanas os proponíamos Ibiza como destino en nuestro post de viajes de los viernes, hoy queremos hacerlo de su otra hermana Pitiusa, Formentera, porque, aunque son totalmente diferentes, van siempre de la mano. Comenzando por el hecho de que a la isla más pequeña se puede llegar únicamente en barco y casi siempre desde la otra. Pero salvo esta condición, el turista que descubre Formentera sabe que allí la vida discurre a otro ritmo mucho más tranquilo, siendo mucho más rural, mucho más mediterránea, mucho más paradisíaca…
El trayecto de apenas media hora en ferry desde el Puerto de Ibiza se te pasa volando porque la perspectiva marina se convierte en un escenario en el que constantemente aparecen “personajes” que acaparan tu atención en forma de barcazas tradicionales, yates lujosos, catamaranes, lanchas, etc. que surcan el mar a diferentes velocidades. Y más allá, islotes, faros y playas salvajes dibujan un horizonte casi inaccesible.
Formentera: un destino al alcance de la mano
Al llegar al Puerto de Sa Savina, éste representa simplemente una toma de contacto porque lo que tú quieres es comenzar a recorrer la isla y descubrir esos tesoros de los que te han hablado, especialmente sus playas casi irreales. Para ello lo más recomendable es alquilar una bicicleta o una moto, porque siempre te permite llegar a lugares que el coche no puede y, por supuesto, aparcar más fácilmente. Te llamará la atención las reducidas dimensiones de Formentera, ya que en apenas 20 minutos alcanzas el punto más lejano respecto al puerto, el Faro de La Mola, de visita obligada, a través de la carretera principal que vertebra la isla, en este último tramo, entre campos de labor y pinares. El faro, construido en 1861, domina una línea de acantilados con alturas de casi 120 metros en la llamada Punta Roja.
La cercana población de Es Pilar de Sa Mola es la más elevada de la isla, sus orígenes se remontan al siglo XIII y hoy apenas unas decenas de casa en torno a la iglesia la componen. Es conocida por sus moradores, la mayoría artesanos. La mejor manera que hacerte una idea de la fisonomía de Formentera es pararte en el llamado Mirador de La Mola y disfrutar de la panorámica que representa ver Playa Tramuntana a la derecha y Playa de Mitjorn a la izquierda, con el brazo de tierra central que las separa. Es la típica instantánea que todas las cámaras captan para el recuerdo.
La elección de una u otra, recomiendan, dependerá un poco de la dirección del aire, porque cuando una está en calma, la otra la encontrarás más embravecida. Lo ideal es, si dispones de varios días, visitar ambas. Migjorn, al sur, es una extensa y virgen playa, con un arenal muy atractivo donde conviven nudistas y vestidos en perfecta armonía. Al otro lado, en Tramuntana, se suceden arenales y escolleras bajas que permiten un baño sin dificultades, de tramos irregulares.
No puedes perderte en este lado último el minúsculo pueblo de Es Caló, con su puerto plagado de llauts típicos y donde debes darte un baño en sus aguas turquesas entre rocas para comenzar a sentir que has encontrado el paraíso en la tierra. Otras playas indispensables son las que se encuentran en la Punta des Trocadors, una zona dunar de geografía cambiante en cuyas inmediaciones están Ses Illetes y Llevant, muy concurridas pero de una belleza natural impresionante, rodeadas de chiringuitos y grandes zonas de aparcamiento.
Para llegar hasta ellas antes has debido de pasar junto a las llamadas Salinas de Formentera, explotadas ya en el siglo XVII, y a escasa distancia se encuentra la hermosa playa de Es Pujols en torno a la cual se ha creado el más importante centro turístico de la isla, con multitud de servicios, hoteles, discotecas, etc. quizás desmesurado respecto al volumen y sentir de la isla. Obviamente, en Formentera, todo se valora en función del su bello horizonte marino, existiendo otras playas y calas recomendables, así como el paseo por las callejuelas blancas de Sant Francesc Xavier, la capital, o la visita al Cabo Barbaría, con algunos restos prehistóricos de la Edad de Bronce que marca el confín meridional de Formentera y conocido por la película de “Lucía y el sexo”.
En una sola jornada, da tiempo para ver muchas de todas estas cosas, siendo habitual si estás en Ibiza, ir a pasar el día en Formentera. Aunque lo mejor es dedicarle mucho más si de verdad quieres conocerla y enamorarte de ella. Y a la vuelta, mientras divisas Ibiza desde el ferry, sabrás que no podrás olvidarla nunca y querrás regresar siempre.
Más información:
– www.affittoformentera.com/?lang=es
Fotografías: Comunikat